Puede que Inés empiece el cole en Septiembre (sí… “puede”, has leído bien, a estas alturas aún no lo sabemos seguro), pero sea lo que sea, muchas veces me he imaginado la carta que le escribiría a su futura maestra* y la quiero compartir con vosotros:

Querida maestra,

no te preocupes por que Inés haga todas las fichas del libro, ni por que las haga bien, no importa que venga a casa el último día de curso ¡y no haya hecho ni una siquiera!

No nos preocupa que no sepa poner el gomet en el árbol más grande, que no haga una línea uniendo el patito con su mamá o que no pinte el tejado de la casa de color rojo.

Tampoco que no sepa pintar los objetos que están “fuera” o “dentro”, o que se salga de la línea al colorear. Si un día, hablando en casa, dice que el tigre es un animal de la granja, lo último que pensaremos es que no hayas hecho bien tu trabajo. No nos vamos a indignar si no reconoce ni escribe la primera letra de su nombre o si no cuenta hasta diez.

Nosotros guardaremos como un tesoro cada manualidad que traiga a casa, pero si no trae ninguna no reclamaremos nada.

No pienses que no valoramos tu trabajo y esfuerzo ¡al contrario! Para nosotros tienes el trabajo más importante del mundo, pero bastará con que nuestra hija corra a abrazarte por las mañanas para saber que todo va bien. Y puestos a pedir, nos encantará que cuente que lo único que han hecho en clase en todo el día ha sido jugar, que han pintado con las manos y se han manchado enteros, que han construido torres y luego las han derribado. Que se ha sentado a leer un libro junto a un compañero. Que han encontrado un caracol y habéis hablado de caracoles todo el día, o que ha llovido y habéis salido a mojaros en los charcos.

Nos pondremos contentos si nos cuenta que estaba triste y la has consolado, o que se ha hecho pipí pero no pasa nada.

Bienvenida a la vida de Inés, te agradecemos de antemano el tiempo y cariño que le vas a dedicar. Y la paciencia también, que sabemos que hará falta.

Cuenta con nosotros,

Ángela y Juanan

Como madre pienso esto porque me preocupa mucho que mi hija sea feliz en el colegio, pero no pretendo que la traten de forma especial o que la consientan, aunque lo parezca. También lo escribo como maestra; todo esto es exactamente lo que quiero para cada uno de mis alumnos desde que entran en mi clase el primer día. Quiero que lo más importante sea que se sientan seguros conmigo, porque sólo así serán felices en el colegio y vendrán felices al colegio. Y sólo así sucederán las cosas maravillosas que hacen que un niño aprenda, que aprenda de verdad. 

*!Perdonadme maestros! he pensado que tenía más probabilidades de acertar dirigiéndome a una maestra (no he buscado muchísimo pero parece ser que un 97.6% de los maestros de infantil eran mujeres en el curso 2015/16 ) y al fin y al cabo, esta carta está dirigida también a mi yo maestra.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.